lunes, 10 de noviembre de 2008

De amores y gatos


La curiosidad mató al gato, pero (¡y que loco, ¿no?!) en este caso.. el gato no se murió y sigue rasguñando paredes internas. Como si fuese un huesped en tu corazón.. Como si se bajara del barco de odio que navega en tu interior y llenara cada espacio con una lágrima..Como si conectara cada neurona recordando lindos tiempos. Como si ese gato solo deseara reducirte a cenizas.

¿Qué es lo peor? A nadie le importa: Ni al gato, ni a Isabel, ni a los Anarqusitas del barrio. ¿No sos feliz? te hubieses sabido adaptar. No hay lugar para corazones rasguñados en este mundo..

(alberto sueña con que un día los gatos ya no caigan de pie)