domingo, 7 de abril de 2013

Muy 2010

Supongo que de caerme tantas veces ya estoy acostumbrada a los raspones.
Y a levantarme siempre. A veces más rápido, a veces despacio.. (a veces duermo en el piso). A veces sola.. y tantas con ayuda..
Esas ayudas que lastiman mi orgullo. Lo lastiman en lo más hondo de su centro. Y duele más que la caída. Duelen. Esas que duelen son las veces en las que tengo que pedir ayuda y no llega, o en las que tengo que pedir ayuda y llega, pero tarde o de mala gana, o con una sonrisa de complacencia en el rostro, con un "te lo dije" atravesado´. ¡Cómo le duele a mi pobre orgullo!
Pero esas veces, en que no pido nada. Y que miro la montaña desde mi pozo particular y se asoman unos ojos claritos y me dan una mano y un chiste.. esas veces son las más lindas. Las que por más que el orgullo se lastime, llega una venda que tapa la herida. (Es una venda con corona, claramente).. y esas veces me acuerdo que mi definición de la palabra "feliz" puede acercarse un pasito a la de los normales..
Pero (y este es un "pero" más grande), esas veces en que se promete ayuda, (aunque no la haya pedido, claro.. (sino estaríamos en el caso uno)) y no llega... no es que duela: astilla. Astilla el alma, despacito. Y como un cristal, se puede ver lo frágil..
Y hoy, es así, y hoy astilla.
Y x tantas veces que me caí, y x tantas veces que me levanté sola, y x tantas veces que tuve que pedir ayuda..
Hoy, es que paro sola. Y miro de costado a donde deberías estar vos (no porque te lo pida.. ¡Si de hecho no lo hice!). Y corriendo la mirada camino, camino despacio y firme.. para borrar esa huella que no se ve, pero que mi corazón (ajjj perdón!) sabe que está (que debería estar) ahí.
Wow... muy 2010.